315- Si TAILANDIA no tuviera playa, ¿adónde irías?

Viajar más de un mes por Tailandia y no pisar la playa es una declaración de rebeldía. Es como volver a casa sin un pantalón con elefantes estampados. Raro.

Esta es la primera entrada con los mejores datos para viajar por Tailandia, lejos del mar, gastando poco dinero. Hay datos para dormir frente al río Kwai en una habitación doble con baño privado por 150 baht (4 dólares), tips para jugar con los monos en Lopburi por 50 baht (1,50 dólares), trucos clásicos para llegar a las ruinas de Sukhothai sin pagar el autobús o para llegar a Ayutthaya desde Bangkok pagando menos de un dólar.

Cuanto más ahorramos, más viajamos. Y más lejos llegamos. Buenas rutas!

KANCHANABURI

Nuestro primer destino fuera de Bangkok fue Kanchanaburi. Teníamos que esperar dos o tres días a que la embajada de Myanmar nos devolviera los pasaportes con el visado y decidimos ir a ver el famoso puente sobre el río Kwai (o Kwae, depende la versión). El pueblo se hizo famoso por su campo de prisioneros occidentales, utilizados por el ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial como mano de obra esclava para construir el ferrocarril a Myanmar. Hoy el tren ya no cruza la frontera y un nuevo puente reemplazó al original (destruido finalmente durante la guerra), pero el lugar sigue atrayendo a los viajeros. Yo quise ir porque muchos años atrás vi la película El Puente sobre el Río Kwai, y me pareció un buen homenaje a aquellas viejas películas de los domingos por la tarde.

Los autobuses salen de Bangkok de la Southern Bus Terminal (Sai Tai Mai). Allí puedes elegir entre un autobús con aire acondicionado que cuesta 110 baht (3 dólares) o los minibuses, que salen cuando se llenan y cuestan 83 baht (2,50 dólares). Para llegar desde Bangkok a la estación de Sai Tai Mai puedes tomar los buses locales 124, 125, 508 0 539.

El viaje en autobús duró dos horas y media y fue increíblemente aburrido. No lo recomendamos para nada. Los lados de la ruta  están cubiertos por una línea continua de edificios y comercios de casi 150 kilómetros. O sea, olvídate de ver el paisaje de Tailandia desde el bus. Al llegar a la estación de autobuses de Kanchanaburi había algunos ‘pescadores’ de turistas ofreciendo alojamiento. No era caro, pero más adelante te contamos dónde encontrar una habitación doble con baño privado por 4 dólares.

El retorno lo hicimos en un tren que tardó 3 horas y costó 30 baht (menos de un dólar) por persona. Ese fue el primer gran descubrimiento: Viajar en tren por Tailandia es genial. Volvimos en tercera clase, en asientos cómodos, rodeados de locales curiosos y vendedores ambulantes que pasaban voceando bebidas y comidas. Una vendedora estaba tan contenta de que le comprásemos a ella, que nos regaló una bandejita extra con más delicias tailandesas. Además, por las ventanas del tren siempre se ve el campo. La estación de Bangkok desde donde llegan y salen los trenes a Kanchanaburi es la Thon Buri Railway Station, que queda al otro lado del río Chao Phraya.

Pablo trabajando en una historia en el tren.

La oficina de información turística en Kanchanaburi (TAT) está justo detrás de la estación de autobuses, sobre la calle principal. No fueron muy útiles, pero tenían mapas… Desde el TAT o la estación de autobuses hay un par de kilómetros hasta la zona de los hostales. Nosotros, como viajamos con dos mochilas de 5 kilos cada uno, fuimos paseando por la calle más interesante de la ciudad, la Pak Praek Road. Es un paseo tranquilo donde verás las casas más antiguas de Kanchanaburi, pasarás por el cementerio chino (otro mundo del más allá), y el cementerio de guerra de los aliados de la Segunda Guerra Mundial.

La Mae Nam Kwe Road es la calle donde están casi todos los hostales de Kanchanaburi, y donde encontramos el alojamiento más barato de toda Tailandia: 150 baht (4 dólares) por una habitación doble con ventilador y baño privado en el Sugar Cane Hostel (ojo, hay dos Sugar Cane!). La habitación era sencilla, dentro de una cabaña con paredes de caña, pero lo mejor era la terraza frente al río Kwai, ideal para tomarse una cervecita al atardecer mientras te conectas a internet.

Desde el hostal hasta el puente sobre el río Kwai hay un paseo de un kilómetro y medio. Nosotros fuimos caminando, pero si quieres puedes tomar un tuk-tuk, alquilar bicis, moto… hay muchas opciones. No hay gran cosa que hacer en el puente, más que observar el río, ver los puestos de souvenirs y esperar que pase el tren para tomar la foto.

El puente (nuevo) sobre el río Kwai.

Kanchanaburi es una buena base para hacer excursiones por los alrededores. Puedes tomar el tren de ida y vuelta hasta la última estación, o sumarte a un tour, pero ya sabemos que los tours no son baratos, ¿verdad? La mejor opción es alquilar una moto y perderte un par de días camino a las cascadas del Parque Nacional Erawan. Luego puedes continuar ruta hacia el norte para caminar, visitar las cuevas y nadar en las piscinas naturales de calcita del Parque Nacional Lam Khlong Ngoo. O llegar hasta Ban Wang Ka, donde hay puentes de madera de más de 400 metros de largo que recuerdan al famoso U-Bein de Mandalay, Myanmar.

Nosotros optamos por alquilar un kayak doble por 400 baht (11 dólares) y descender sin guía por el río Kwai. Tony, un expatriado de origen inglés casado con una tailandesa, te llevará unos 15 kilómetros río arriba, y te recogerá unas horas más tarde junto al puente. Nosotros le pedimos que nos dejase un poco más lejos, en Lat Ya y no hubo problema. Es un descenso placentero, tranquilo y sin rápidos, cruzando zonas absolutamente vírgenes y zonas con pocas casas que dan al río. No olvides el bloqueador solar, una gorra, agua y algunos snacks para ir comiendo en el camino. Tony y sus kayaks están en una casa-negocio que está a unos 300 metros antes de llegar al Museo JEATH, antes del puente sobre el río Kwai. Ya verás los kayaks apilados en una estantería, a la derecha de la ruta. La página del negocio es www.kayakzebec.com, y el teléfono es el 081-8966017.

Navegando en kayak por el río Kwai.

Pablo visitó el museo JEATH, sobre los campos de prisioneros occidentales durante la Segunda Guerra Mundial. Su comentario fue: ‘es alucinante. Nunca vi una acumulación de tantas cosas raras y repetidas. Hay una pared con zapatos, una colección de monedas repetidas, un vagón de tren donde llevaban a los prisioneros, motos desvencijadas, la caja fuerte de los japoneses, pipas antiguas para fumar tabaco y opio, cascos… de todo un poco.’

¿Películas sobre lo que pasó allí durante la guerra? El Puente sobre el río Kwai (1957), The Railway Man (2013).

AYUTTHAYA

Ayutthaya está situada en un sitio hermoso, una isla rodeada por ríos. Fue la capital del antiguo reino de Tailandia (digamos Siam) durante 400 años, hasta que en 1767 Burma, hoy Myanmar, consiguió conquistarla y saquearla. Fue nuestra primera ciudad antigua y la recorrimos en bicicleta. No sé si sería la novedad, pero nos gustó más que Sukhotai, de la que hablamos más adelante.

El tren de Bangkok a Ayutthaya sale desde la estación de Hua Lampong y para en todas las estaciones principales de Bangkok. Puedes subirte o bajarte en cualquiera de ellas, aunque puede que no encuentres asiento si quieres viajar por 20 baht (0,75 dólares) en tercera clase. En Tailandia los precios del pasaje varían según el tipo de tren (commuter, que para en todas las estaciones; regular, que para en algunas estaciones; y express, que para en pocas estaciones) y la clase en la que vas a viajar (coche cama, primera, segunda o tercera). Hay varios trenes al día.

En Ayutthaya dormimos cerca de la estación de tren, en la Tarin Guest House a 300 baht (8 dólares) la habitación doble con baño privado. Pero puedes encontrar algo más barato en la calle que va de la estación de tren hacia el río y en la misma isla.

Como decía antes, la mejor manera de recorrer Ayutthaya es en bicicleta. El alquiler cuesta entre 30 y 100 baht por día dependiendo del tipo y estado de la bicicleta (con o sin cambios, nueva o viejísima…). Los templos y sitios arqueológicos están bastante separados unos de los otros. Si quieres caminar es posible que mueras en el intento ya que el sol y el calor no acompañan para patear todo el día.

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¿POCOS DÍAS EN BANGKOK? LO QUE NO TE PUEDES PERDER. 

Mejor montar bicicletas que elefantes!

Hay una entrada integrada que te permite visitar 5 o 6 zonas arqueológicas que cuesta unos 200 baht (8 dólares). Nosotros solo pagamos la entrada para ver el Wat Mahatat, 50 baht, donde está la cabeza del Buddha entre las raíces de un árbol. De hecho, muchos de los templos de Ayutthaya se pueden ver fácilmente desde afuera y algunos son gratuitos, como el Buda estirado. Es impresionante la cara de buen rollo que tiene…

El rostro de Buda asoma entre las raíces de un árbol

Lo que más nos gustó de la ciudad fue perdernos con las bicis. Y perdiéndonos, llegamos sin querer a un astillero de barcos tradicionales, al lado del antiguo asentamiento holandés de Ayutthaya. Puedes entrar, no hay valla o cercado. Verás a los trabajadores terminando de arreglar alguno de los barcos. Es genial y absolutamente auténtico, no contaminado por el turismo. Saluda, sé educado, y no jodas interponiéndote en su trabajo para sacar la foto…

El astillero de Ayuthaya! Espectacular.

En la zona central verás gente paseando en elefantes. Adiestrar un elefante es torturarlo, y todo para que un turista lo monte. Por eso, por más que pueda ser lindo tener una foto montando un elefante, decidimos que no valía la pena. Preferimos seguir montados en nuestras bicis.

Después de todo el día en bicicleta, apetece un buen plato de comida. Nosotros cenamos en uno de los puestos del mercado. Todo bien, hasta que terminada la cena vimos pasar una rata del tamaño de un gato a unos metros de nuestra mesa, que se escondió debajo del mostrador de la cocina. Quizás, si no hay gatos, sea mejor no comer en los mercados.

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El Buda recostado de Ayutthaya tiene cara de buena onda.

LOPBURI

A Lopburi fuimos atraídos por los monos. Sí, monos. Y lo que vivimos nos encantó. Los monos conviven con la gente por la calle, se suben al techo de los coches en marcha, entran en las tiendas, se sientan en los mostradores y saltan de techo en techo. Todas las guías recomiendan que no te acerques a ellos: son animales salvajes, pueden morder y transmitir rabia. Sobre todo, que no hagas contacto visual con los adultos, que son los que pueden ser agresivos. Pero…

Monos en el templo Phra Prang Sam Yot

Nosotros estuvimos jugando con ellos. Los cachorros se te acercan con curiosidad y de repente saltan a tus piernas y empiezan a subir por tu ropa hacia tu cabeza. Se sientan en tu hombro, escarban en tu pelo, e intentan mordisquear tu collar. Todo les llama la atención, son crías. Luego de un rato te acostumbras y les dejas. Eso sí, guarda tu comida y tus refrescos azucarados. Pon a salvo tus collares y gafas de sol, que también les gustan.

Tenemos pasajeros!

Aparte de los monos, lo interesante de Lopburi es su tranquilidad de pueblo, casi sin turistas y con algunos templos antiguos. La entrada integrada para todas las zonas arqueológicas cuesta 150 baht (4 dólares). La entrada individual a cada templo cuesta 50 baht. Nosotros solo compramos la entrada al templo donde está la mayor población de monos de la ciudad, el Phra Prang Sam Yot, junto a las vías del tren en dirección al norte. Antes de verlos, los olerás.

El pasaje de tren en 3ª clase desde Ayutthaya hasta Lopburi cuesta 27 baht y tarda 3 horas. Como siempre, nos encantó el viaje. En Lopburi, nos alojamos en el Nett Hotel. Habitación doble con ventilador y baño privado a 250 baht (7,50 dólares).

Por la noche, cuando cae el sol, hay puestos de comida junto a las vías del tren. ¡No dejes de probar los jugos y batidos!

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El mercado de Lopburi de noche

SUKHOTAI

Sukhothai fue el primer reino independiente de Tailandia, allá por el siglo XIII después de Cristo. Sus restos arqueológicos merecen un paseo en bicicleta o moto alquilada, aunque lo más probable es que cuando llegues aquí ya hayas pasado por Bangkok y Ayutthaya y estés un poco cansado de ver ruinas y pagodas.

A diferencia de Kanchanaburi, Ayyuthaya y Lopburi, Sukhotai no tiene una estación de tren en la ciudad, por lo que debes llegar en autobús o combinación de tren a Phitsanulok (pasaje de tercera clase desde Lopburi a 49 baht o 1,25 dólares, 5 horas), y bus desde allí a New Sukhotai (39 baht o 1,10 dólares, 1 hora). La mayor parte de los viajeros se hospeda en New Sukhotai. Old Sukhotai, donde están las ruinas de la ciudad antigua y el alojamiento es más caro, está a unos 15 kilómetros.

En la estación de bus de New Sukhotai vas a ver unos cuantos ‘pescadores’ de turistas, que te ofrecerán habitación en su guesthouse o simplemente el trayecto desde la estación de bus hasta el pueblo (¡piden 100 baht por hacer 3 kilómetros y medio!). Vas a tener que negociar si no quieres hacer el primo. Nosotros nos fuimos con el chico de la Happy Guesthouse, que nos ofreció el transporte gratis si nos quedábamos en su guesthouse. Si no, solo nos cobraba el transporte desde la estación hasta New Sukhotai, 50 baht por los dos. Finalmente nos quedamos con él por 250 baht (7 dólares) la habitación doble con ventilador y baño compartido. La habitación es grande y el lugar está limpio. Y el chico es simpático y habla inglés, lo que hace una gran diferencia en Tailandia.

En New Sukhotai hay mercado nocturno en la calle principal, con bastantes puestos de comida. A nosotros nos gustaron más las que están cruzando el río.

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NOS VAMOS AL OTRO LADO DEL MUNDO: TIKAL

Uno de los Budas más reverados de Ayuthaya, en el Wat Phanan Choeng

La zona arqueológica de Sukhotai (Old Sukhotai) está a 15 km de New Sukhotai. Hay transporte público que sale desde la calle principal, en unos camiones convertidos rojos. El pasaje sale a 30 baht por persona (precio turista). Quinientos metros antes de llegar a la entrada de la zona central de Old Sukhotai, hay un mercado de frutas, verduras y puestos de comida. Es un buen lugar para sentarte un rato, desayunar o comer algo.

La entrada a la zona central del sitio arqueológico cuesta 100 baht. Antes había una entrada integrada para todas las zonas, pero ya no existe más. Nosotros decidimos caminar un poco: ya habíamos visto muchos templos en Bangkok y Ayutthaya, y solo visitamos la zona central. Si quieres ver todas las zonas, es indispensable alquilar una bici o una moto.

Los sitios arqueológicos cierran a las 4 y media de la tarde. Para volver hasta el hostal hicimos dedo, y en menos de 1 minuto nos paró una pick up. Hacer dedo funciona extraordinariamente bien en Tailandia!

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Hermoso Sukhotai!

MAE SOT

Mae Sot es el cruce más utilizado por los viajeros que van y vienen de Myanmar. Nosotros volvíamos a Tailandia, así que tras cruzar la frontera tomamos una camioneta colectiva que nos dejó en el centro y comimos en el Lucky Tea Garden, un restaurante indio recomendado en la Lonely Planet que no estaba mal, pero tampoco era para tirar cohetes. Nos pusimos a caminar buscando una excusa para pasar la noche allí pero no la encontramos, así que tomamos un minibús hacia Phitsanulok para recorrer el mercado nocturno y volver en tren a Bangkok al día siguiente.

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El Libro de la Independencia. ISBN 978-84-616-9037-4

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Pablo Rey (Buenos Aires) y Anna Callau (Barcelona) viajan por el mundo desde el año 2000 en una furgoneta Mitsubishi Delica L300 4×4 llamada La Cucaracha. En estos años veinte años de movimiento constante consiguieron un máster en el arte de sobrevivir y resolver problemas (policías corruptos y roturas de motor en el Sáhara, por ejemplo) en lugares lejanos.

Durante tres años recorrieron Oriente Próximo y África, de El Cairo a Ciudad del Cabo; estuvieron 7 años por toda Sudamérica y otros 7 años explorando casi cada rincón de América Central y Norteamérica. En el camino cruzaron el Océano Atlántico Sur en un barco de pesca, descendieron un río del Amazonas en una balsa de troncos y caminaron entre leones y elefantes armados con un cuchillo suizo.

En los últimos años comenzaron a viajar a pie (Pirineos entre el Mediterráneo y el Océano Atlántico, 2 meses) y en motocicleta (Asia) con el menor equipaje posible. Participan en ferias del libro y de viaje de todo el mundo, y dan charlas y conferencias en escuelas, universidades, museos y centros culturales. Pablo ha escrito tres libros en castellano (uno ya se consigue en inglés) y muchas historias para revistas de viaje y todo terreno como Overland Journal (Estados Unidos) y Lonely Planet (España).

¿Cuándo terminará el viaje? El viaje no termina, el viaje es la vida.

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