152- El fuego y la palabra: Encuentros cercanos con militares, 1ª parte | MÉXICO
Algún día iré preso o me romperán todos los dientes…
Algún día iré preso o me romperán todos los dientes…
No, este policía nicaraguense no puede ser el Chapulín Colorado.
Esta historia es un pequeño acto de justicia. El acoso de la policía nicaragüense a todos los vehículos extranjeros en busca de alguna infracción real o inventada es desmesurado. Es una invitación silenciosa al cabreo.
En Ecuador circulan montones de billetes falsos de 20 dólares. Son los llamados dólares colombianos. Nosotros tenemos cuatro.
‘Atención buque. Aquí los guardacostas norteamericanos. ¿Qué carga llevan a bordo?’ La noche es una boca con todos los dientes destrozados y esparcidos en el cielo.
Imagina cuatro policías inspeccionando tu coche en busca de drogas y, mientras tanto, para que no te aburras, hay uno cantándote una rumba catalana, un chotis, un cantecito jondo o una cumbia villera…
Dice que ella es una mona blanca de ojos azules y tú, ¡jaja ja jaja! –continúa partiéndose de risa mientras me señala -¡tú eres un mono blanco con barba de chivo!
CÓMO DEBE ATENDER EL TELÉFONO UN MILITAR VENEZOLANO. Esto lo leí en la recepción de un destacamento militar. Estaba pegado prolijamente en el escritorio, junto al teléfono, en un destacamento…
Salvadores convertidos en tiranos, libertadores revolucionarios contagiados por una extraña fiebre capitalista acaparadora. Poder que da ego, poder que da juguetes, poder que da poder.
Nuestra experiencia con los venezolanos fue excepcional, con excepción de un par de casos en los que nos han insultado por ser extranjeros. Esto no quita mérito a un pueblo generoso que vive uno de los momentos más complicados de su historia.