174- La Vuelta al Mundo en 10 Años en la Overland Expo | ESTADOS UNIDOS
– ¿Once años en la ruta? Ustedes deberían ir a la Overland Expo. Pero deberían ir como overlanders invitados. Tienen que contar allí su historia –me insistió a mediados de febrero Gary Kardum, dueño de Mudrak, un taller de 4×4 en Sonoma, California.
¿Overland? Hacía mucho tiempo que no escuchaba esa palabra. Desde África, seguro. Cuando cruzamos el continente negro y marrón durante dos años siguiendo de norte a sur la línea colonial británica, ese sueño inglés de unir El Cairo con Ciudad del Cabo en una sucesión de territorios bajo una misma bandera: Egipto, Sudán, Uganda, Kenia, Tanzania, Malawi, Zimbabwe, Sudáfrica…
Busco, pero no hay una palabra que traduzca overland al castellano. Por eso, muchachos, amig@s cuatrer@s y viajer@s latin@s, tenemos que inventarla.
Es una cuestión de orgullo.
Su acepción más cercana sería emprender un viaje con un vehículo, sea moto, furgoneta, todo terreno, camión, coche, bicicleta, caballo, camello o patineta. Pero aquí no valen las vacaciones de verano en la playa, ni esos maravillosos quince días saltando puertos de montaña, ni esa semana por los desiertos de Marruecos. Un viaje overland es un viaje cuyo objetivo es el movimiento, la ruta, y donde lo importante es todo lo que ocurre mientras tanto, antes de llegar a destino.
Destino entendido como el final del viaje, claro.
Por lo general, y siendo un poco puristas, se entiende que un overlander cruza fronteras durante un viaje que se extiende por meses o años y su forma principal de alojamiento es el camping en zonas remotas. Por eso Gary, al ver la furgoneta, insistió.
– Tienen que ir a la Overland Expo. ¿Once años viviendo en cuatro metros cuadrados? ¿Eso es cuarenta pies? Ustedes son auténticos overlanders, y no hay muchos.
Y así fue. Del 1 al 3 de abril participamos en Arizona de una de las ferias más interesantes de todo el viaje alrededor del mundo. La Overland Expo.
Sin duda, todas las exposiciones y ferias son un circo, y nosotros estábamos en el grupo de los monos. Y dentro del grupo de los monos, nosotros éramos el bicho raro. Esa especie de Copito de Nieve, el primate albino que se sale de todas las clasificaciones establecidas. Y eso se debía no solo por la duración del viaje, por lo pequeño de nuestra furgo-casa-librería 4×4 o la simplicidad del equipo que nos lleva por el mundo (Ver Cómo preparamos la furgo para vivir en la ruta), sino porque venimos de un mundo ajeno a la red anglófona overlander formada por ingleses, australianos, sudafricanos y norteamericanos.
Nosotros somos orgullosamente hispanos, latinos. Y de alguna manera representantes del último eslabón en la cadena productiva estadounidense. Tambien por eso eramos el bicho raro.
Muchos norteamericanos con alma de viajeros pero miedo a salir fuera de la seguridad del territorio conocido se quedaban con la boca abierta mirando la lista de países pegada en el lateral de nuestra casa 4×4. ¿México? ¿Colombia? ¿Sudán? ¿Siria? ¿En eso?
– México es seguro. Colombia es seguro. Sudán es seguro, pero no sé si conseguirás la visa con un pasaporte norteamericano. Ser ciudadano del imperio también tiene sus desventajas…
– No solo es posible viajar, sino que también es posible vivir overlanding.
– Tenemos una vida sencilla, pero tremendamente libre
– En Latinoamérica vivimos con mil dólares al mes que conseguimos alquilando nuestro apartamento en Barcelona, vendiendo libros y pulseras y escribiendo algún artículo para revistas.
Los anglo-norteamericanos están acostumbrados a motores de seis u ocho cilindros, a vivir en casas y no en apartamentos, a no salir de viaje sin calzoncillo de fierro. Y nuestra furgo 4×4, nuestra casa, nuestra querida Cucaracha Libre, que nos lleva incluso por caminos destrozados donde no deberíamos ir si queremos terminar algún día la vuelta al mundo, tiene solo cuatro metros cuadrados. ¿Once años en cuatro metros cuadrados? Sí, joder, once años.
– No me lo repitas.
No sé si lo hicieron a propósito, pero a nuestro lado teníamos un mega camión preparado para viajar que valía 500.000 dólares. Eran los extremos, nuestra vida sencilla comparada con la porn star de la Expo. Un camión muy bonito, amplio y cómodo, sí. Pero los camiones no pasan por debajo de los árboles de la selva cerrada, ni entran en un contenedor para viajar de un continente a otro, ni consumen 11 litros a los 100 kilómetros…
Sin duda, eso fue una provocación de la organización de la Overland Expo. Supongo que por eso escribimos un cartel en uno de los vidrios que decía: KEEP IT SIMPLE. YOU’LL GO FURTHER.
Más allá de nuestra aventura personal, la Overland Expo fue una oportunidad de volver a sentirnos extrañamente en nuestro ambiente: rodeados de fauna viajera. De gente que entiende algo de lo que significa viajar por tierra en un vehículo. Gente que no solo sueña con hacerlo de una manera volátil (algún día, como me gustaría, siempre fue mi sueño), sino que ya hizo algo: unir los extremos de África o América en moto, perderse en algún desierto o cruzar Siberia en una carrera de coches destartalados.
No eran todos y ni siquiera muchos, pero había algunos. Unos pocos que sabían lo que se siente cuando estás viajando como un completo desconocido en todos lados. Como dice Bob Dylan en Like a Rolling Stone:
How does it feel / when you’re on your own / as a complete unknown / as a rolling stone….
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El Libro de la Independencia. ISBN 978-84-616-9037-4
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Pablo Rey (Buenos Aires) y Anna Callau (Barcelona) viajan por el mundo desde el año 2000 en una furgoneta Mitsubishi Delica L300 4×4 llamada La Cucaracha. En estos años veinte años de movimiento constante consiguieron un máster en el arte de sobrevivir y resolver problemas (policías corruptos y roturas de motor en el Sáhara, por ejemplo) en lugares lejanos.
Durante tres años recorrieron Oriente Próximo y África, de El Cairo a Ciudad del Cabo; estuvieron 7 años por toda Sudamérica y otros 7 años explorando casi cada rincón de América Central y Norteamérica. En el camino cruzaron el Océano Atlántico Sur en un barco de pesca, descendieron un río del Amazonas en una balsa de troncos y caminaron entre leones y elefantes armados con un cuchillo suizo.
En los últimos años comenzaron a viajar a pie (Pirineos entre el Mediterráneo y el Océano Atlántico, 2 meses) y en motocicleta (Asia) con el menor equipaje posible. Participan en ferias del libro y de viaje de todo el mundo, y dan charlas y conferencias en escuelas, universidades, museos y centros culturales. Pablo ha escrito tres libros en castellano (uno ya se consigue en inglés) y muchas historias para revistas de viaje y todo terreno como Overland Journal (Estados Unidos) y Lonely Planet (España).
¿Cuándo terminará el viaje? El viaje no termina, el viaje es la vida.
Pablo i Anna,saludos solo os falta plantearles a la NASA,que deje de investigar con la cucaracha se puede recorrer Marte,suguro.
Un abrazo pareja.
Hola Pablo, que fenómenos en semajante expo, ya imagino motor homes y 4×4 tremendos. Yo leo diarios de viajeros que fueron de Argentina a Alaska y me da risa, renault4, renault 6, renault 12, citroen 3cv, estancieras de los años 60 y a mi me dicen en un foro que pienso ir en una ya SOBREDIMENSIONADA FORD RANGER 4×2, que cambie las ruedas, que le ponga malacate, que porqué no 4×4. CLARO QUE TODO ES MEJOR, pero siempre digo lo mismo, si llegaron los otros por máquina a mi me sobra, se precisa la determinacion de Salir y ser un verdadero OVERLANDER
No hay traduccion, ok, creemos una, aunque no es sensillo, menos que tenga mucho punch como esa palabra
Tal vez
RODANTEROS, RODANTEANDO; RODANTEANTES; VAGAMUNDOS, RUTONAMOS, RUTOLOGOS, TRANSRUTEROS, en fin, para el debate
Abrazo
Hola Capitán Toba.
Ni bola a los que hablan. Esos no viajan.
Se puede llegar a cualquier lugar del mundo caminando, solo con la voluntad…
Overlanders… ¿cómo sería en castellano? ¿Rutómanos? Mmmmm… no. Tiene más sentido Transruteros, esta más cerca, pero tampoco…
Hola. Es la primer vez que firmo, pero lei mucho de sus textos.
Además de la admiración que les tengo, los leo porque si todo sale bien, en 2013 empiezo mi viaje. Simple, salgo de Argentina, bajo a Tierra del Fuego y subo hasta Canadá. Es el plan inicial al menos, y a muy resumidas cuentas, claro está. Así que si les parece, me interesa mantener un contacto.
Overlanders = Viajeros ?
asi de simple no? Creando una nueva acepción de la palabra, que no incluya al “viajero de vacaciones”, sino Viajero, con mayúscula.
Hola Seba,
Lo mejor suele ser lo más sencillo. Viajeros es una buena traducción de la palabra Overlander, pero sigue siendo muy genérica…
Buenos viajes, seguimos buscando esa traducción a la palabra OVERLANDER, sobre todo una que no haya que explicar demasiado…
Por cierto, en castellano no existe (TODAVIA) la traducción de la palabra OVERLANDER. Pero si existe en catalán: RODAMÓN (ruedamundo, sería)
Acabo de descubriros, me habéis hecho plantearme un sinfín de cosas, suerte siempre
Gracias Varin… que bueno…
RUTANAUTAS!