(fotografía de Vector News Agency)

Es un tic, algo que hacemos sin siquiera darnos cuenta. Muchas veces, cuando algo es gratis, pasamos de largo. Quizás no era el momento, pero no le damos la más mínima oportunidad. Si es gratis no debe ser bueno, prejuicia el subconsciente. Aunque el volumen, que viene aumentando, te esté llevando poco a poco a una situación que identificas como sonido Tarantino.

Alguien nos metió eso en la cabeza y así perdemos momentos, músicas, risas, sorpresas, performances y detalles que podrían haber cambiado el signo de nuestro día.

Como aquella tarde en Nueva Orleans, cuando nos encontramos con un trompetista que sacaba el amor más tierno de dos yonkis que habitaban en Plutón. O esas guitarras salvajes que aparecieron detrás de un árbol en un parque de Nueva York. O el silbador de Cuba, que creaba música con sus labios en las calles de La Habana.

Hoy nos cruzamos con el sonido Tarantino, música que encontramos callejeando una noche por Hanoi, República Socialista de Vietnam. Era gratis (bueno, a la gorra) y sin duda fue muy sorprendente ya que hubo un momento de lucidez (o fueron las cervezas) en que tuvimos la sensación de que en cualquier momento podía aparecer Tarantino con la cámara rodando un momento de paz entre balacera y balacera. Sí, en Hanoi.

Y justo doblando la esquina estaba Fu Manchú, éste mago de la guitarra oriental, punteando e inventando sonidos que a veces se tropezaban entre sí. Sólo los borrachos occidentales pasaban de largo…

•••••