21- La Ciudad Mágica de Cusco | PERÚ
Perú, kilómetro 156.880 de la vuelta al mundo.
– Hello gringo! Hello! –grita un niño cuando nos ve blancos o rosa pálido o desteñidos, caminando con Dani ‘ahicito nomás’, Pablito y Tati, amigos de ruta. A su lado, un cartel recuerda que está ‘Prohibido echar basura bajo pena de golpiza’
– No, hello no –respondo. –Nosotros hablamos español. Los gringos hablan gringlish.
Siempre es divertido confundir a los niños. Al principio del viaje, cuando funcionaba la bocina que replicaba un mugido, explicábamos que en la parte trasera de la furgoneta llevábamos una vaca para tener leche. Cuando los vidrios oscuros se cubrían de dibujos hechos con grasa de dedos y mocos de narices apoyadas buscando una vaca acostada en nuestra cama, nos arrepentíamos. Era nuestro castigo.
Ahora volvemos a divertirnos a costa de la inocencia: el pendiente en mi oreja es una radio y los tigres del zoológico de Buenos Aires se alimentan con niños perdidos. Cusco o Qosqo, nunca Cuzco, es un parque de atracciones cultural con fachada de Disneylandia: las casas coloniales de adobe y tejas rojas que se levantan sobre muros incaicos están en tan buen estado que parecen de cartón piedra.
Sin contar Machu Picchu hay tantos sitios arqueológicos en los alrededores de la antigua capital que un par de días jamás es suficiente. La proliferación de templos, muros y andenes construidos sin cemento, con piedras engarzadas en piedras, es impresionante. No eran ladrillos intercambiables, aquí cada piedra tenía su sitio y ese sitio era único. Hace seiscientos años este era otro planeta, una civilización que se había desarrollado sin Marcos Polos, sin el comercio con culturas distantes.
Pero la ciudad, con años de turismo en las espaldas se burla y nos confunde: el servicio de almacenamiento subterráneo de residuos, las calles limpias y la seguridad no pertenecen a América Latina. El cariño de la gente, sí. Perú se hace querer y ninguna sonrisa es interesada cuando te mezclas y te integras en la rutina. Entonces te das cuenta que ya llevas tres meses y que tu visado está a punto de caducar.
– Déjenme los datos –dice Franklin. –A ver si les puedo ayudar.
Esta no era la primera vez que lo decía. Benjamín Franklin Olivera, Franklin, es regidor de la Municipalidad de Cusco, una especie de ministro que una tarde nos interceptó cuando intentábamos volver a ver a la alcaldesa para solicitar un pase turístico gratis.
Es un tipo entregado a su trabajo, no ocupa un cargo público para enriquecerse: cualquier persona puede acercarse y pedir algo, jamás tendrá un no como primera respuesta. Y la gente lo sabe, y lo reconoce, y se acerca a saludar incluso en algún bar, cuando intentamos compartir un pisco.
– Tendrás que usar una máscara para salir a tomar un trago –dice Anna.
– No me digas… el problema de hacer las cosas bien es que te conoce todo el mundo. Hace un mes me sacaron en la televisión bebiendo un ponche en un palco oficial a la una de la mañana. Dijeron que estaba borracho.
– ¿Y estabas borracho?
– Hacía frío y ¡había que calentarse de alguna manera! Tenía que decir unas palabras para cerrar el desfile y el pata que estaba a mi lado no se podía ni tener en pie. Si yo dije alguna tontería o arrastraba las palabras ¡que alguien traiga pruebas! El problema es que ahora me tengo que cuidar más que antes. Antes de entrar en un bar miro a ver si hay alguien conocido… cuando estás en un puesto público ya no puedes salir con los amigos como antes… es una pena.
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SIGUE LEYENDO: A MACHU PICCHU POR LA PUERTA TRASERA.
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Franklin es como Juan Pablo, como Verónica, como Oscar o Juan, como tantos peruanos que, sin conocernos, nos abren las puertas de su casa. Algo que en Sudamérica sólo había ocurrido en algunos pueblos de Argentina. Por eso nos sentimos como en casa, por eso ya llevamos tres meses y tenemos que renovar la visa.
Quizás, después de tantas semanas atrapados en ¿la energía? ¿la antigüedad? ¿el laberinto? de Cusco, podría intentar hablar de la ciudad bajo la ciudad. Del espacio menos visible para quienes llegan con el tiempo justo para responder al llamado del imán global, Machu Picchu. Este es otro centro del mundo, un ombligo que atrae a todo lo que hay entre un nómada que sobrevive vendiendo collares y engullendo menús de medio dólar y los ansiosos de cuatro estrellas y solomillo importado al mediodía. En un muro, fuera del centro, hay un cartel que sentencia ‘Prohibido hechar basura o cagar bajo pena de arresto o un baldaso de agua fría’. Busco un poco más y comienzo a creer que en Cusco o Qosqo se encuentran la pobreza real, la pobreza actuada y Bill Gates.
Hay abuelos que sólo hablan en quechua extendiendo una mano arrugada y niños con las mejillas quemadas por el sol a quienes les sale más a cuenta agobiar ofreciendo collares que ir a la escuela. Hay mamitas vendiendo cedés interactivos exquisitamente copiados a diez dólares y mamitas con ponchos y telas dispuestas a presionar psicológicamente en una plaza alfombrada. Chicas en portales de piedra que repiten massage massage o Jungle expedition?, y más niños que piden una propinita a cambio de una canción, una postal o un shoe shine. El salario mínimo del Perú, teórico ya que puede ser menos, es de seiscientos soles, doscientos dólares, ciento cincuenta euros. Unos cuantos turistas pueden gastar eso en un día y es lógico, todo el mundo quiere una parte.
En Cusco o Qosqo hay muros incaicos de sobra y, casi junto a cada uno, hay una mujer o una niña vestida con sus ropas tradicionales y una llama incrédula que se ofrecen como modelos de la vida real. Entonces, por veinticinco céntimos de euro, cualquiera puede acercarse sin sentirse inquieto y sacarse una foto a su lado, sonriendo, para escenificar su unión con la cultura local. Es la Disneylandia cultural, son el Mickey Mouse y el Pato Donald de los Andes, que te observan con timidez.
El Libro de la Independencia. ISBN 978-84-616-9037-4
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Sigue viajando por Sudamérica y la Ruta Panamericana!
Pablo Rey (Buenos Aires) y Anna Callau (Barcelona) viajan por el mundo desde el año 2000 en una furgoneta Mitsubishi Delica L300 4×4 llamada La Cucaracha. En estos años veinte años de movimiento constante consiguieron un máster en el arte de sobrevivir y resolver problemas (policías corruptos y roturas de motor en el Sáhara, por ejemplo) en lugares lejanos.
Durante tres años recorrieron Oriente Próximo y África, de El Cairo a Ciudad del Cabo; estuvieron 7 años por toda Sudamérica y otros 7 años explorando casi cada rincón de América Central y Norteamérica. En el camino cruzaron el Océano Atlántico Sur en un barco de pesca, descendieron un río del Amazonas en una balsa de troncos y caminaron entre leones y elefantes armados con un cuchillo suizo.
En los últimos años comenzaron a viajar a pie (Pirineos entre el Mediterráneo y el Océano Atlántico, 2 meses) y en motocicleta (Asia) con el menor equipaje posible. Participan en ferias del libro y de viaje de todo el mundo, y dan charlas y conferencias en escuelas, universidades, museos y centros culturales. Pablo ha escrito tres libros en castellano (uno ya se consigue en inglés) y muchas historias para revistas de viaje y todo terreno como Overland Journal (Estados Unidos) y Lonely Planet (España).
¿Cuándo terminará el viaje? El viaje no termina, el viaje es la vida.
Las rutas son así… y parece que ustedes encontraron una nueva casa… por lo menos por un rato! Cusco es una ciudad hermosa, estuve hace unos años, no había caído en el problema del trabajo infantil que se da en la ciudad, pero sí, es cierto… hay demasiados niños en la calle vendiendo lo que sea.
Saludos desde Ushuaia.
Ariel
me alegra mucho q les guste peru asi somos los peruanos muy amigables con todos los extranjeros deberian quedarse mucho mas tiempo hay muchos lugares mas x conocer vayan a chachapoyas es hermoso mucha suerte
me ha parecido interesantisimolo que hacen,me encantaria conseguir su libro,donde se puede encontrar? mucha suerte
Queridos Pablo y Ana: Me encanto verlos en una entrevista que les hicieron en Peru me llegaron al corazon, yo creo que uds. estan haciendo el sueño de muchos que no podremos nunca bien por uds. cuidense mucho y que la sigan pasando bien, donde estan ahora? ojala sigan en Peru .
holaaaa chicos!!!! como van????? es la primera vez q entro al blog de ustedes y me parecio divertidisiiimo!!!!!
espero q esten bien, donde sea q esten!!!!!!!!!!
un abrazo colombiano!
Daniel “ahicito nomas!”