Lugares para conocer antes de morir: Mana Pools, Zimbabue
Pocos viajeros conocen Mana Pools, uno de los parques nacionales más espectaculares de África. A primera vista parece otro retazo de bosque protegido, surcado por un gran río y salpicado con ejemplares de todas las especies de animales africanos. Sí, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, pero no tiene detalles extraordinarios.
No se encuentra dentro del cráter de un volcán apagado como Ngorongoro, no tiene instalaciones para observar fauna durante la noche como Etosha, ni las llanuras infinitas de Masai Mara o Serengueti, donde la épica de las migraciones atrae a decenas de miles de visitantes al año. No, el Parque Nacional de Mana Pools, ubicado al norte de la esquilmada Zimbabue, frente a la frontera con Zambia, no tiene nada de eso.
Lo que tiene Mana Pools, y en unas sobredosis desmesuradas, es adrenalina.
En Mana Pools puedes hacer algo que está prohibido en casi todos los parques nacionales africanos: caminar entre leones, hienas, búfalos y elefantes sin la escolta de un ranger. Nadie te impedirá aparcar tu vehículo a la sombra de un baobab y alejarte desarmado en cualquier dirección, hasta donde te lleven los pies o el sentido común. Esa es una decisión particular, tu responsabilidad, tu libertad, tu riesgo, tu vida. Tu locura más hermosa del día.
Mana Pools no es un zoológico. Pero si aprendes las reglas de la selva, podrás caminar entre ellos sin convertirte en el menú del día. ¿Te parece poco?
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Pablo Rey (Buenos Aires) y Anna Callau (Barcelona) viajan por el mundo desde el año 2000 en una furgoneta Mitsubishi Delica L300 4×4 llamada La Cucaracha. En estos años veinte años de movimiento constante consiguieron un máster en el arte de sobrevivir y resolver problemas (policías corruptos y roturas de motor en el Sáhara, por ejemplo) en lugares lejanos.
Durante tres años recorrieron Oriente Próximo y África, de El Cairo a Ciudad del Cabo; estuvieron 7 años por toda Sudamérica y otros 7 años explorando casi cada rincón de América Central y Norteamérica. En el camino cruzaron el Océano Atlántico Sur en un barco de pesca, descendieron un río del Amazonas en una balsa de troncos y caminaron entre leones y elefantes armados con un cuchillo suizo.
En los últimos años comenzaron a viajar a pie (Pirineos entre el Mediterráneo y el Océano Atlántico, 2 meses) y en motocicleta (Asia) con el menor equipaje posible. Participan en ferias del libro y de viaje de todo el mundo, y dan charlas y conferencias en escuelas, universidades, museos y centros culturales. Pablo ha escrito tres libros en castellano (uno ya se consigue en inglés) y muchas historias para revistas de viaje y todo terreno como Overland Journal (Estados Unidos) y Lonely Planet (España).
¿Cuándo terminará el viaje? El viaje no termina, el viaje es la vida.