286- Seguridad en Ruta: Policías coimeros y controles militares

©Pablo Rey. Publicada en la revista Overland Journal, número de Invierno 2014. 

Después de 15 años recorriendo el mundo en su furgoneta 4×4, Pablo Rey nos da unos cuantos consejos importantes para no terminar en calzoncillos en mitad de un viaje.

Catorce años en ruta te deja con muchas historias de buenos y malos policías. Muchísimas veces fuimos detenidos en la ruta por policías honestos que cumplían su trabajo, y muy pocas veces por policías que buscaban complementar su salario con una coima. Cuando ocurre, se convierte en uno de los tópicos más repetidos, en la ‘gran aventura’ de quienes están haciendo un viaje largo por asfalto. Cualquier insinuación a una cárcel africana o latinoamericana suele ser suficiente para que el viajero decida poner algún billete verde dentro de su pasaporte y entregárselo al policía. Y eso está mal. Pagar a un policía para evitar una multa, justa o injusta, te convierte en cómplice.

USA LA CABEZA. Para evitar estas situaciones incómodas lo primero que debemos hacer es cumplir todas las reglas del país que visitamos. Si no las conoces, utiliza el sentido común: si tu vehículo fue admitido en el país tras una revisión de la policía y de agentes de aduanas, no pueden decirte que es ilegal andar con los vidrios tintados o que no puedes circular con esa defensa. Tu vehículo fue admitido en el país tal como está. Si entras en un país nuevo, consigue un seguro lo antes posible.

TÓMATE TIEMPO. Lo segundo que debes hacer es asumir que la mayor riqueza del viajero es el tiempo. Los policías corruptos quieren dinero fácil y rápido y, si en lugar de darles lo que te piden, les ofreces un café, un poco de conversación y mantienes la calma, lo más probable es que a los veinte minutos busquen otra víctima. Te amenazarán con la cárcel, con requisar tu vehículo, con arruinarte el viaje y con montones de problemas generalmente inventados. Quieren asustarte. Pero mantén la calma, sonríe, a veces es muy útil quedar como un idiota que no entiende nada de lo que dicen.

FALSIFÍCALO. Si consiguen meterte el miedo en el cuerpo, la mejor solución es tener a mano unos cuantos billetes falsos. Los dólares colombianos suelen estar muy bien falsificados y no se distinguen a simple vista. Los dólares bolivianos, que se suelen quemar como ofrenda a la Pachamama en los rituales de los Andes en Perú y Bolivia, son tan toscos como los que llevan la imagen del Ratón Mickey. La realidad, y gran ventaja a tener en cuenta, es que el policía no se pondrá a contar los billetes que le hayas dado en medio de la carretera, los guardará en un bolsillo y esperará a la feliz soledad de su casa. Pagaría ver su rostro en ese momento.

HAZLO. El permiso internacional de conducir no es indispensable. Habitualmente se acepta que el turista conduzca con el permiso que usa en su país. Eso sí, nunca está de más llevar una copia escaneada, impresa y plastificada (hecha en casa con amor) para entregar cuando la policía te pida los documentos. En Nicaragua, por ejemplo, los policías suelen retener tu permiso de conducir hasta que no pagues la multa, auténtica o inventada.

Estas son solo algunas de las cosas que hemos aprendido durante los últimos 14 años de viaje alrededor del mundo. Si me pidieras un consejo para viajar más seguro, uno solo, te diría: ‘Viaja preparado para que te ocurran cosas inesperadas y nunca enseñes tu miedo. Incluso los malos momentos pueden ser buenos al final. Porque no hay nada más aburrido que salir de viaje y que no te pase nada.’

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Pablo Rey (Buenos Aires) y Anna Callau (Barcelona) viajan por el mundo desde el año 2000 en una furgoneta Mitsubishi Delica L300 4×4 llamada La Cucaracha. En estos años veinte años de movimiento constante consiguieron un máster en el arte de sobrevivir y resolver problemas (policías corruptos y roturas de motor en el Sáhara, por ejemplo) en lugares lejanos.

Durante tres años recorrieron Oriente Próximo y África, de El Cairo a Ciudad del Cabo; estuvieron 7 años por toda Sudamérica y otros 7 años explorando casi cada rincón de América Central y Norteamérica. En el camino cruzaron el Océano Atlántico Sur en un barco de pesca, descendieron un río del Amazonas en una balsa de troncos y caminaron entre leones y elefantes armados con un cuchillo suizo.

En los últimos años comenzaron a viajar a pie (Pirineos entre el Mediterráneo y el Océano Atlántico, 2 meses) y en motocicleta (Asia) con el menor equipaje posible. Participan en ferias del libro y de viaje de todo el mundo, y dan charlas y conferencias en escuelas, universidades, museos y centros culturales. Pablo ha escrito tres libros en castellano (uno ya se consigue en inglés) y muchas historias para revistas de viaje y todo terreno como Overland Journal (Estados Unidos) y Lonely Planet (España).

¿Cuándo terminará el viaje? El viaje no termina, el viaje es la vida.

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