El Premio Amigazo es un reconocimiento a quienes ayudan de manera personal al avance de la Vuelta al Mundo. Creemos que a veces no es suficiente con dar las gracias de corazón, o escribir una pequeña línea de agradecimiento en una lista dedicada a todo un país. Hay gente que se merece más. 

La vida está llena de casualidades. Hace un año Conan de Perú Aventura nos descubrió vendiendo libros en la Plaza San Blas de Cusco. La entrevista que nos hizo despertó el interés y la curiosidad de unos cuantos peruanos, entre los cuales estaba Verónica, Vero. Aunque nos invitó inmediatamente a quedarnos con su familia en su casa de Lince, refugio habitual de montañeros polacos, tardamos como cuatro meses en llegar.

A partir de ese día, Rita, Cecilia, la abuela Raquel, Lucho y toda la camada nos hicieron sentir parte de su propia familia. Luchito y Gus se turnaban para dejarnos su habitación. Vivi nos declaró sus padres putativos, cosa que me asustó y me preocupó bastante, no sea cosa que eso fuera algo malo. Arturito, el piojo fanático de los videojuegos, alguna vez me prestó su ordenador y se desconectó durante media hora.

Por supuesto, las familias no vienen solas. Con ellas llegan los hermanos que viven en otra casa como el General en Jefe Juan, siempre predispuesto a echar una mano si era necesario. O las vecinas y la peluquera de la cuadra. Ya temía que Anna se me hiciera aficionada a la revista Cosas, la Hola de Sudamérica.

Pasamos tantas semanas con ellos, se pusieron tantas veces a nuestra disposición para hacernos un lugarcito en la casa y se emocionaron tanto a nuestro lado cuando nos tiramos todos en una cama para escuchar las historias de la Vuelta al Mundo que contamos durante una hora en el Programa 3G, que se han ganado una habitación permanente en nuestro corazón.

Gracias Albrizzios, Gracias Rubiños. Hasta pronto nuestra familia en Lima!

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