169- Las Vegas, ESTADOS UNIDOS | LUGARES PARA CONOCER ANTES DE MORIR

Odio Las Vegas. Pero la verdad, me encanta.

En realidad debería decir que odio el espacio que Las Vegas ocupaba en mi cabeza. En mi imaginación era una sucesión de gigantescos casinos donde abuelitas, incautos y pequeños ciudadanos eran desplumados por corporaciones del juego hasta quitarles el dinero, la dignidad y los calzones.

Sí, vi abuelitas enamoradas de una máquina, con la tarjeta de crédito agujereada para poder pasarle un cordel y llevarla atada de la muñeca para que no se pierda. Para que no se quede enganchada en una máquina.

Las Vegas también es eso. Una ciudad alimentada por millones de perdedores potenciales que se turnan en la fantasía de convertirse en ganadores por un día. En realidad, a la gente no piensa en que puede perder si cree que tiene alguna posibilidad de ganar.

Pero nadie, jamás, gana a largo plazo en un tragamonedas. Si tienes bastante suerte y un método hay un poquito más de posibilidades de ganar en la ruleta, y más aún si te sientas en una mesa abierta de póker, donde el casino solo hace de árbitro. Pero la regla básica por la que un grupo de empresarios o una tribu decide construir un casino es porque los dueños ganan mucho dinero y la enorme mayoría de los clientes lo pierden. Es así de sencillo.

Olvidando los casinos, lo que me gustó de Las Vegas, lo que me encandiló, me hizo cambiar de opinión y me llevó a una sorpresa detrás de la otra, es que la ciudad es mucho más que juego.

Paseando por la calle puedes encontrar la Torre Eiffel (casino Paris), la Estatua de la Libertad (casino New York), una gigantesca pirámide de cristal (casino Luxor) y hasta los canales de Venecia (casino Venetian), con su respectivo gondolieri remando en una piscina entre la torre de la plaza de San Marcos y el puente de Rialto. Todo en el mismo sitio, en la misma ciudad: Las Vegas

Cada casino viene con su hotel y su centro comercial adosado, y unos cuantos son auténticas obras de la imitación del arte. En realidad, convierten a la ciudad en un gigantesco parque de atracciones para adultos donde pasear por la calle se convierte en una sucesión interminable de estímulos. Consumir, ver, sorprenderte, consumir, jugar, beber, ahí va otro Elvis más gordo, mira esas esculturas basadas en movimientos de los artistas del Circ du Soleil, ¡mira! ¡las orejas originales de Mister Spock en un anticuario, junto a una carta de Charles Darwin y la muñeca de la Mujer Maravilla en su caja original! ¡Y los malabares de los barmans con botellas y vasos! Sin duda, es divertido y extravagante, una caja de sorpresas descomunal.

En el Venetian puedes adquirir auténticos trajes clásicos del carnaval veneciano, perfectos para un baile de máscaras del siglo XIX. En el Caesar’s Palace puedes comprar colmillos de mamut tallados por artistas chinos que murieron cientos de años atrás. En el Paris todos los negocios comienzan con Le: Le Bistró, Le Burguer, Le Café, Le Restaurant… y no solo eso, también puedes conseguir el champagne más caro de Francia y antigüedades romanas a precios de nuevo rico. Y siempre, paseando por galerías comerciales cerradas con los techos pintados como cielos celestes apenas nublados teñidos por la luz del atardecer.

El momento perfecto, en cualquier lugar del mundo, para salir de compras.

Además de cabarets y espectáculos de strip tease, Las Vegas tiene shows de comediantes, magos, hipnotizadores, teatro, imitadores, músicos que viven de sus éxitos del pasado (Barry Manilow, Celine Dion, ¿no se cansan de cantar siempre lo mismo?) y hasta circo. Sí, Las Vegas es el centro de operaciones del Cirque du Soleil, que tiene montados en la ciudad casi una decena de espectáculos distintos.

Las Vegas, Las Vegas, Las Vegas. Las Vegas es una ciudad donde no se cumplen las reglas normales de la sociedad. Una ciudad sin relojes, que no duerme, donde puedes encontrar un café, una cena, una manicura, un supermercado, una frutería, un espectáculo en vivo, una limusina y alguien que te case a cualquier hora del día y de la noche.

En la calle hay cientos de Elvis entre quienes es posible que aún se esconda el original. Hay parques de atracciones con montañas rusas que vuelan entre los edificios y montañas rusas ensambladas bajo cúpulas de cristal. Está la pantalla de proyecciones más grande del mundo, que cubre con leds más de 300 metros lineales y continuos de la calle Fremont y durante la noche se enciende en collages de luces con canciones de los Doors, Queen y otros grupos de los años setenta y ochenta.

¡FOTOS DE NUESTRA BODA EN LAS VEGAS!

En Las Vegas está el Caesar’s Palace, donde se celebraban los combates de boxeo por el título del mundo. Está el museo del Pinball (también llamado Flipper en Argentina o Millón en España), con más de doscientas máquinas de todas las épocas donde puedes jugar insertando los correspondientes 25 centavos. Está la pepita de oro en exhibición más grande del mundo, la fuente de chocolate más grande del mundo, colecciones de máquinas de coser antiguas, de bates de béisbol, motos que solo podría haber imaginado la mente enferma y loca de Dalí.

Ufff, Las Vegas. Vegas es mucho Vegas, por eso nos casamos allí después de casi once años en la ruta. Por eso volvimos allí para otra semana un mes más tarde. Las Vegas es el arte para atraer a la gente en espacios públicos y de paso. Las Vegas es la ciudad de los estímulos, de las flores gigantes de cristal abiertas como paraguas en el lobby del Bellagio. Es la ciudad de la magia, de los shows de David Copperfield, de los buffets libres más extravagantes que puedas imaginar. De los mendigos con carteles que dicen I don’t want money. I want whisky.

Las Vegas es una ciudad inventada en medio del desierto. Por eso, temo que sea un espejismo.

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Pablo Rey (Buenos Aires) y Anna Callau (Barcelona) viajan por el mundo desde el año 2000 en una furgoneta Mitsubishi Delica L300 4×4 llamada La Cucaracha. En estos años veinte años de movimiento constante consiguieron un máster en el arte de sobrevivir y resolver problemas (policías corruptos y roturas de motor en el Sáhara, por ejemplo) en lugares lejanos.

Durante tres años recorrieron Oriente Próximo y África, de El Cairo a Ciudad del Cabo; estuvieron 7 años por toda Sudamérica y otros 7 años explorando casi cada rincón de América Central y Norteamérica. En el camino cruzaron el Océano Atlántico Sur en un barco de pesca, descendieron un río del Amazonas en una balsa de troncos y caminaron entre leones y elefantes armados con un cuchillo suizo.

En los últimos años comenzaron a viajar a pie (Pirineos entre el Mediterráneo y el Océano Atlántico, 2 meses) y en motocicleta (Asia) con el menor equipaje posible. Participan en ferias del libro y de viaje de todo el mundo, y dan charlas y conferencias en escuelas, universidades, museos y centros culturales. Pablo ha escrito tres libros en castellano (uno ya se consigue en inglés) y muchas historias para revistas de viaje y todo terreno como Overland Journal (Estados Unidos) y Lonely Planet (España).

¿Cuándo terminará el viaje? El viaje no termina, el viaje es la vida.

2 thoughts on “169- Las Vegas, ESTADOS UNIDOS | LUGARES PARA CONOCER ANTES DE MORIR

  1. Que bueno Pablo, me encantó como lo redactaste y me sentí en las Vegas por un rato, está en mi ruta, PIENSO IR en algún momento y por que no volvereme a casar, con mi señora o la bailarina de la foto en la barra ja ja ja ja (no sé porque presiento un tirón de orejas dentro de poco ) es que mi señora lee el blog más atrasada que yo 🙂 Editame el Nick del post ja ja ja. Nos vemos en la ruta
    Abrazo

  2. MUY BUENO!
    Que buena descripcion, que buena redaccion.
    Me senti en medio de Vegas mientras leia tu post, la musica, la gente alrededor, los edificios y las excentricidades.
    Vos no deberias haber sido viajero, vos deberias haber sido escritor…. o viajar para escribir que es basicamente lo haces.

    Te mando un saludo y bienvenido al equipo de los casados!
    Davo

    Winnipeg, MB

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